Según un comunicado que emitió Engage Cuba,  a partir del día 9 de noviembre del 2017 se iniciará nuevas medidas y regulaciones adicionales que limitarán los viajes de los estadounidenses a Cuba, además se  establecerán nuevos límites a las transacciones comerciales con unas 180 entidades cubanas.

Dentro de la lista de entidades cubanas se encuentran  83 hoteles, por lo que los estadounidenses tendrán prohibido negociar con ellas.

Igualmente se pondrá en vigor otra prohibición al turismo cubano, según manifestaron funcionarios estadounidenses, esta consistiría en eliminar el intercambio de persona por persona que había estado permitido bajo el mandato de Obama y que abrieron una puerta al turismo.

Dichas medidas se ponen en marcha tras un anuncio en junio del presidente Trump, de que pondría fin a la flexibilización de algunas políticas hacia Cuba, implantadas por su predecesor, estableciendo regulaciones para prohibir pagos directos a las fuerzas militares y servicios de inteligencia de Cuba.

Es profundamente lamentable, dijo James Williams, presidente de Engage Cuba, que estas nuevas restricciones sean decisiones basadas en la política y la agenda personal de dos miembros del Congreso, argumentó.

Engage Cuba, es la coalición principal de compañías y organizaciones estadounidenses que tienen el propósito de poner fin a al embargo y las restricciones de viajes hacia Cuba. Además es la única organización cuyo propósito es buscar el apoyo legislativo para ampliar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.

Aunque James Williams no hace mención a los dos legisladores, todo parece indicar que se refiere al senador Marco Rubio y al congresista Mario Díaz-Balart, considerados los principales responsables de la posición de Trump hacia Cuba.

Asimismo el titular de Engage Cuba dijo que “El anuncio de hoy solo hará más difícil para los estadounidenses viajar a Cuba y apoyar el crecimiento del sector privado, al cual Trump dijo apoyar el 16 de junio en su controvertido discurso en Miami, Florida, donde difundió la postura de su gobierno acerca del país caribeño”.

Expresó además que estas regulaciones adicionales sobre las empresas norteamericanas sencillamente entorpecerán hacer negocios en Cuba, lo cual provocará que Estados Unidos deje de generar miles de millones de dólares y miles de puestos de trabajo.

Un análisis realizado por una coalición de grupos empresariales, economistas y expertos encabezada por Engage Cuba, el impacto que tendría para la economía de Estados Unidos dar marcha atrás a las políticas iniciadas por la administración de Barack Obama (2009-2017) costaría a los Estados Unidos seis mil 600 millones de dólares y afectaría 12 mil 295 empleos.

El titular de Engage Cuba apuntó además que “Las medidas de la anterior administración de disminuir las restricciones a las compañías norteamericanas interesadas en hacer negocios en Cuba contribuyeron a un crecimiento económico significativo y a la creación de puestos de trabajo en todo el país norteño”

Según expertos, los estados del Golfo que tienen mayor proximidad a Cuba y puertos de aguas profundas, incluyendo la Florida, Luisiana, Texas, Alabama, Georgia y Mississippi, verían amenazados sus ingresos económicos y la creación de empleo. Al igual que los agricultores estadounidenses, dejan de ingresar un aproximado de cinco mil 900 millones de dólares al año en concepto de exportación.

Funcionarios estadounidenses señalaron que las medidas tienen como fin suspender la actividad económica con el Gobierno cubano y redirigirla al sector privado. Estas medidas entrarán en vigor a partir del jueves 9 de noviembre y no se aplican a individuos que ya reservaron sus viajes. Igualmente  habrá excepciones en las regulaciones para las aerolíneas, los cruceros y otros negocios.

Estas medidas, sin duda  representan un paso hacia atrás en el proceso de normalización de las relaciones entre La Habana y Washington.

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