La Calesa Real es un sueño hecho realidad. Jorge Luis Peña lo pensó, proyectó y finalmente lo logró.

Se trata de un lugar que se encontraba en muy malas condiciones constructivas. ¿Cómo imaginar que podría convertirse en un sitio acogedor, y con mucho estilo?.

Siete meses tardó la restauración del local, ubicado en el corazón de La Habana Vieja, “pero valió la pena el esfuerzo”, confesó Jorge Luis Peña, propietario del restaurante La Calesa Real.

                        

Hace aproximadamente tres años abrió sus puertas ese negocio privado cubano. Su dueño, con unos cuantos títulos en el sector gastronómico, había sido anteriormente  chef en varios hoteles y técnico de cocina en Varadero, ciudad balneario de Cuba, atributos que le permitieron desenvolverse mejor en su emprendimiento como propietario.

Cuando todo estuvo listo, Jorge Luis no tenía ni la menor idea de qué nombre le pondría a su pequeño negocio hasta que un sueño que tuvo un día le indicó que su restaurante se llamaría La Calesa Real, según confiesa.

El acogedor sitio ofrece a sus clientes todo tipo de comida internacional y criolla. La casa también cuenta con una variedad de tragos; Habana Fresh, es uno de los más solicitados.

La comida típica cubana es lo más defendido en La Calesa Real, y para la elaboración de los platos se apoya en el Chef Luis Ramón Batlle, reconocido por ser parte del equipo del popular programa televisivo De tarde en casa, y como Sub Chef, Ramón Rodríguez, exjefe de cocina del reconocido hotel Parque Central.

Desde su apertura, son cada vez más los clientes que visitan el lugar. Jorge Luis aseguro que la fórmula está en trabajar bien, “como se debe, respetando a las personas que llegan a consumir”. Para el propietario del negocio el buen servicio es la clave para atraer a más comensales.

Jorge Luis es partidario de que estos negocios que renacen en Cuba necesitan de espacios publicitarios para que poco a poco vayan comercializándose y a la vez tengan mayor alcance.

El propietario de La Calesa Real está de acuerdo con que el cuentapropista sea un trabajador más, y la esencia, dijo, “es que todos somos cubanos y como tal tenemos que defender nuestras raíces y ofrecer, cualquiera que sea el negocio, un servicio de calidad para que el visitante, si es extranjero, se lleve una buena imagen de Cuba”.

Jorge Luis confesó tener magníficas relaciones con las entidades estatales cubanas, hecho este que no es ajeno para quien ya lleva 38 años en el sector. Recordó que el tema de los impuestos es una ley que se aplica en todo el mundo; de ese modo funcionan los negocios, dijo, por tal motivo estoy de acuerdo con las leyes a las que nos acogemos.

                                                                  

Reflexionó y al mismo tiempo exhortó a que los negocios que recién comienzan primeramente deben comercializarse para luego obtener las ganancias de poco en poco, y criticó esos falsos conceptos que predominan hoy en la mentalidad de algunos cubanos de querer ganar el ciento por ciento de lo que invierten.

Para este cuentapropista cubano el tener conocimientos académicos es fundamental a la hora de iniciar un negocio. Desde su punto de vista, estudiar es el único modo de que nadie te pase gato por liebre y de esa forma ganarse el respeto de la gente, a decir en buen cubano. Por eso todos sus trabajadores son profesionales del ramo, “el que no estudió alguna materia del sector lo hace al entrar a La Calesa Real”.

Tanto es así, que Jorge Luis dedica un espacio de su negocio y tiempo para colaborar con un proyecto comunitario nombrado La Moneda. Una parte de su instalación se convierte en aula en el horario de la mañana para que los interesados reciban clases de gastronomía. “De ese modo defiendo mi criterio y colaboro con esa iniciativa de desarrollo local que prepara a jóvenes para el trabajo en el sector”. 

                                                    

Incluso, asegura Jorge Luis, varios estudiantes de ese curso, que hicieron prácticas laborales en La Calesa Real, se han quedado a trabajar con nosotros.

Y, “hablando como los locos”, nos dice el propietario del restaurante, “los 23 trabajadores que conforman nuestro negocio son como una familia, todos tienen un gran sentido de pertenencia con este lugar”.

En La Calesa Real se disfruta desde el diseño del restaurante, y los platos que se degustan, hasta el trato que ofrecen los empleados. El negocio también ofrece servicio de bar a los clientes.

Al conversar con Jorge Luis, de inmediato se percibe lo orgulloso que está. El desenfado con el que dialoga es muestra también de que sabe afrontar las dificultades por las que se suelen pasar. Para él las adversidades que enfrenta en su negocio, como  el no poder obtener los suministros en un mercado mayorista, o la escasez de productos, no son barreras para brindarle a los clientes un buen servicio.

“Las personas abogan más por nosotros porque nos respetamos al darle lo mejor, y ellos nos respetan precisamente porque ven en esos pequeños detalles que le ofrecemos lo mejor de la gastronomía cubana”. Jorge Luis ha buscado otras opciones para hacer crecer su negocio. Hoy La Calesa Real tiene contratos con las agencias turísticas de Cubanacan y Habanatur, lo cual le permite el aumento de clientes.

Este emprendedor cubano, natural y afable, tiene ambiciones en su vida, que lejos de dañarle lo hacen grande en la sociedad. No nos asombremos si en un futuro La Calesa Real deja de ser un restaurante para convertirse en una cadena gastronómica, siempre y cuando las leyes cubanas lo permitan.

Por Arlettys Guevara

5/5 - (3 votos)

About The Author