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En Cuba, el bicitaxi

Por Aida Díaz

En Cuba, el bicitaxi es un transporte para dos pasajeros, que en La Habana en particular ejerce su dominio en los barrios de calles estrechas, aglomeración de viviendas, población y de muchas vías en mal estado.

Este vehículo se puso de moda en los años 90 del siglo pasado, durante una época de mucha escasez llamada  Periodo Especial y que dañó de manera directa al transporte público.

Pero los isleños  no se quedaron con los brazos cruzados y echaron mano a las bicicletas que cada familia guardaba en su casa. A su vez, el estado hizo una compra masiva a China de este tipo de transporte que vendió a los trabajadores a precios muy baratos.

A partir de ahí comenzó una verdadera transformación del transporte en todo el país, que convirtió a la bici en el vehículos más usado. Desde el modelo individual hasta el doble, y otras variantes comenzaron a circular en toda la geografía nacional.

El bicitaxi de hoy es un resultado de aquella etapa, y ha demostrado largamente su utilidad y funcionalidad.  Con los tiempos, el bictaxi cubano se popularizó y convirtió en un negocio privado, que rueda por el asfalto gracias a la energía humana, en una amigable conjunción con el medio ambiente.

Algunos bicitaxis actuales fueron fabricados utilizando de base la bicicleta de origen chino, otros con las  que  montaron  sus padres o abuelos en sus años mozos.

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El bictaxi cubano

Para manejar un bicitaxi, el chofer debe portar una licencia o permiso de trabajo y regirse por las leyes del tránsito como cualquier vehículo automotor. Recorre distancias cortas, generalmente transita por la ciudad

Los municipios donde más se les ve rodar son los capitalinos Centro Habana y la Habana Vieja, en especial las zonas urbanas cercanas a los comercios. Transitan de día y de noche moviendo a hombres, mujeres, niños. También mueven cargas en sus asientos, mientras los dueños caminan con el chofer junto a ellas.

“A mí me han salido canas en el ir y venir sobre esta bici, ya llevo 15 años sobre ella” dice Carlos, mientras seca el sudor de su frente con una pequeña toalla, que guarda en uno de sus bolsillos traseros.

“Resulta que en el 91 cerró la fábrica donde trabajaba, y ya tenía un niño de 3 años que debía darle de comer. A mi vieja bicicleta le hice un montón de inventos, en realidad esto que usted ve no tiene ni un tornillo del original”

Muchos de estos coches de tres ruedas, techo, música incluida, no pertenecen a su conductor. Hay ciudadanos dueños de varios de estos vehículos que se los alquilan a otros para que los trabajen.

Una carrera en bici, en La Habana puede costar como mínimo 25 pesos MN, equivalentes a 1 CUC (moneda convertible)

A  pesar de los cambios que existen en el panorama del transporte cubano tanto público como privado, esta forma singular de moverse en la ciudad no ha perdido el encanto y la preferencia de muchos de los cubanos.

Sus choferes persisten en su uso porque a pesar de que suelen terminar la jornada muy agotados, consideran que es un negocio del cual se puede vivir.

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