Peluqueros cubanos celebran éste 27 de diciembre su día cortando el pelo de manera gratuita en una calle de La Habana Vieja. Ésta festividad contó con el respaldado del proyecto cultural «Artecorte» fundado en 1999.

Cada año se repite un escenario similar en el primer tramo de la calle Aguiar, del barrio del Santo Ángel. Conocido como el “Callejón de los peluqueros” Varias personas acuden y ponen su cabeza con asegurada confianza en manos de estos artistas de las tijeras que de forma gratuita hacen muestra de su estilismo al son de la música.

Una de las primeras demostraciones la llevó a cabo el peluquero Gilberto Valladares «Papito», el emprendedor y trabajador autónomo impulsor de esta iniciativa que se celebra cada 27 de diciembre desde el año 2005, y también  creador de un proyecto comunitario en esa conocida zona habanera.

Con este encuentro, Valladares cree que reunirse con sus compañeros en esta fecha es «dignificar el día del peluquero», cuando se entrega el premio que lleva el nombre de Juan Gómez, que fue el primer barbero y cirujano en recibir una licencia para ejercer el oficio en el año 1552 en La Habana.

Este año el galardón de este año se otorgó -compartido- por «la labor de toda la vida y una meritoria carrera profesional» al barbero habanero Silvino Álvarez y al peluquero Renée González, de la ciudad de Cárdenas (provincia Matanzas).

En esta celebración el promotor de «Artecorte» llamó a los peluqueros y barberos de todo el mundo a donar tijeras para sumarlas a las más de 300 que ya forman una escultura en la zona. La convocatoria lanzada, estará abierta por dos años, dijo “Papito” a EFE.

El monumento reproduce, con instrumentos procedentes de Japón, Estados Unidos, España, Francia y Holanda, así como de varios países latinoamericanos, una tijera gigante de metal.

Este proyecto en desarrollo desde 1999 con el acompañamiento de la Oficina del Historiador de La Habana, trabaja en la transformación «física, social y económica» de la comunidad del Santo Ángel, donde han instalado una casa-museo y una escuela de barberos y peluqueros.

La energía y pasión por el oficio son los impulsos de este proyecto, destinado también a enseñar «los valores humanos».

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