Inversión extranjera en Cuba

Inversión extranjera en Cuba

Por Verónica Martínez

Como parte de la actualización del modelo económico cubano, la inversión extranjera en Cuba se orienta a la diversificación y ampliación de los mercados de exportación, acceso a tecnologías de avanzada, sustitución de importaciones, obtención de financiamiento externo, creación de nuevas fuentes de empleo, captación de métodos gerenciales y vinculación de la misma con el desarrollo de encadenamientos productivos, así como al cambio de la matriz energética del país mediante el aprovechamiento de fuentes renovables de energía.

Por otra parte, la legislación en Cuba ofrece plenas garantías a los inversores, además de incentivos fiscales. La estabilidad política y social del país y la disponibilidad de recursos humanos calificados también ayudan a los recién llegados, así como oportunidades de negocio y una zona especial de desarrollo con un puerto adaptado para buques de gran calado.

La ubicación geográfica de la Isla, ofrece la disponibilidad de importantes recursos naturales, además, numerosos acuerdos bilaterales y multilaterales de comercio suscritos por Cuba y terceros países también son un aliciente.

El Estado en Cuba ofrece una seguridad jurídica a los inversores extranjeros desde varios puntos de vista, pues suscribió los 62 acuerdos bilaterales para la Promoción y Protección Recíproca de Inversiones (APPRI) y múltiples convenios de doble imposición y evasión fiscal. Cuenta con una trayectoria jurídica impecable en el cumplimiento de laudos arbitrales internacionales.

El objetivo del Estado cubano con las inversiones extranjeras es actualizar el modelo económico a través de una modernización de la gestión, para ganar eficiencia y competitividad sin cambiar la base estructural de la propiedad.

La Constitución cubana considera a las empresas mixtas y asociaciones económicas como otras formas de propiedad, diferentes de la propiedad estatal. Aunque exista una apertura a la inversión extranjera el papel preponderante lo tiene la llamada empresa estatal socialista.

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Inversión extranjera en Cuba

Los sectores de interés priorizados son:el agrícola y forestal, industria alimentaria, sector energético y minero, industria azucarera, la sidero-mecánica, química y electrónica, sanitaria, la relacionada con la farmacéutica y biotecnológica. También prioriza el comercio mayorista, la industria de envases, construcción, turismo y transporte.

Las modalidades de inversión extranjera en Cuba son la empresa mixta, el contrato de asociación económica internacional y la empresa de capital totalmente extranjero.

La empresa mixta es la compañía mercantil cubana en la que participan como accionistas uno o más inversores nacionales, y uno o más extranjeros.

El contrato de asociación económica internacional es el acuerdo entre inversores nacionales y extranjeros sin constituir persona jurídica distinta a las partes.

La empresa de capital totalmente extranjero es aquella entidad mercantil con capital extranjero sin la concurrencia de ningún inversor nacional

La autorización para efectuar inversiones extranjeras la otorgan el Consejo de Estado, el Consejo de Ministros y el Jefe del organismo de la Administración Central del Estado autorizado para ello, atendiendo al sector, la modalidad y las características de la inversión.

El Consejo de Ministros aprueba cada año las oportunidades de inversión extranjera. Las publica el Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera en la llamada ‘Cartera de Oportunidades de Inversión Extranjera’. Aunque también se puede invertir en un proyecto que no esté incluido en esta la mencionada cartera. En este caso, el inversor debe presentarse ante la institución u órgano competente con el proyecto que ha desarrollado. Este será evaluado de manera independiente y, si es de interés, se le pone en contacto con la empresa cubana que pudiera establecer el vínculo de negocios.

La Ley de la Inversión Extranjera no permite la inversión en servicios de salud y educación a la población, así como en las instituciones armadas, aunque sí la permite “en los sistemas empresariales” de estos sectores. Es decir, en empresas de mantenimiento o aseguramiento de material de estas actividades. Por otra parte, la Cámara de Comercio de Cuba ha señalado además que no se promueve la inversión extranjera en el sector de las telecomunicaciones, en la banca ni en las aseguradoras.

La Ley cubana no distingue entre los cubanos residentes en el extranjero respecto a un inversor de cualquier otra nacionalidad.

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Inversión extranjera en Cuba

El empresario puede participar en procesos de licitaciones y ofertar a las entidades cubanas desde su matriz sin intermediación alguna, aunque la empresa extranjera tiene que ser aceptada por las instituciones cubanas previa presentación de la documentación pertinente.

En Cuba existe un Registro de Exportadores e Importadores adscrito a la Cámara de Comercio donde se inscriben las entidades cubanas que pueden realizar actividades de exportación e importación. Las mercancías que se importen al país deberán ser declaradas en Aduanas e inspeccionadas.

Las empresas extranjeras en Cuba pueden abrir oficinas en el país, siempre que cumplan con requisitos como: haber comercializado con Cuba durante al menos tres años y tener un volumen de negocio con entidades cubanas no inferior a los 500.000 dólares anuales. La empresa extranjera deberá contar con un capital social mínimo desembolsado de 50.000 dólares o su equivalente en otra moneda. Deberá ser de interés para el país y contar con un aval expedido por el máximo organismo.

Acerca de los impuestos que se le aplican a las empresas extranjeras pueden resumirse en: el impuesto sobre utilidades -tipo general del 35 %-; el que tasa la fuerza de trabajo -5 % en 2016-; el impuesto sobre las ventas -5% en mayoristas y 10 % en minoristas-; sobre los servicios -10 %-; el impuesto especial a productos y servicios, el ambiental, el de contribución territorial y el impuesto aduanero, que se fija en el Arancel de Aduanas.

Para invertir en Cuba, los empresarios, deben centrarse en sectores que hayan sido señalados como importantes para Cuba. El contrato que se firma debe ser revisado en profundidad e incluir puntos que aclaren posibles problemas futuros, ya que los puntos que no se incluyan en el contrato inicial podrían resultar muy difíciles de incluir después. También asegurarse de cumplir con las regulaciones y las leyes cubanas y contemplar una estrategia a largo plazo, en la cual se incluya una vía de salida o una forma de liquidar la inversión. Examinar la posibilidad de trabajar con directores de proyectos dentro de Cuba con experiencia en el desarrollo y en la administración de proyectos.

Una inversión en Cuba es posible, viable y ventajosa, para las partes.

 

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