La Habana: un destino prometedor

Richard Adnisel

Aunque venida a menos en su arquitectura y viales, La Habana sigue siendo una ciudad cosmopolita. A la capital de Cuba la favorece su clima y su atmósfera. Quizás, acostumbrados a convivir con la belleza natural de la ciudad, los habaneros solo reaccionan a sus encantos cuando regresan de un viaje al exterior y se reencuentran con su atmósfera, de un esplendor y una claridad excepcionales.

“Aquí los colores son distintos. Los verdes de los árboles son más lúcidos, los azules más impactantes y la claridad que enmarca su naturaleza es única”, me dijo hace unos años un francés trotamundos con quien compartí un viaje en taxi desde el aeropuerto hasta al Vedado, uno de los barrios más populares de la ciudad.

Quizás ese mismo escenario fue el que deslumbró al filósofo francés Jean Paul Sartre cuando visitó La Habana por primera vez en 1960, tras el cual dijo sentirse admirado por su belleza. Era entonces La Habana de lentejuelas, bares, casinos y prostíbulos, pero también la de una urbe en desarrollo, que sobresalía entre sus pares de América Latina.

Hoy Cuba se renueva. Al amparo de los cambios económicos y sociales que tienen lugar en el país y que las autoridades denominan “actualización”, se vive una “hormigueante” capitalización de sus riquezas arquitectónicas, culturales e históricas. En esa espiral transformadora, La Habana puntea.

La apertura económica ha permitido el aumento en flecha de negocios privados, en particular en el área de la gastronomía. La Habana cuenta hoy con más de 100 restaurantes o cafeterías catalogados entre muy buenos, buenos y regulares. Otros cientos quedan por debajo de esta clasificación, pero cubren las necesidades de los sectores poblacionales de menos recursos, en una ciudad que alcanza casi los 2 millones de personas.

Actualmente la capital cubana es el segundo destino más solicitado por los turistas extranjeros, después del balneario de Varadero, en la provincia de Matanzas, a unos 150 kilómetros al este de La Habana.

La ola renovadora que se registra en el país vuelve a convertir a Cuba y a la capital cubana en muy competitivas para atraer el turismo extranjero que viaja al Caribe.

En esta área, República Dominicana es las más solicitada entre los destinos de playa y sol. Estadísticas del Banco Central de ese país reportaron poco más de 5 millones de visitantes el pasado año.

En igual periodo a Cuba la visitaron más de 3 y medio millones de turistas. Las previsiones apuntan a un aumento acelerado de esa cifra en este 2016. Y si finalmente el gobierno estadounidense, en medio del deshielo de sus relaciones con la isla, autoriza los viajes de sus nacionales, el turismo se duplicará o triplicará, según estimados de agencias de viajes y líneas aéreas.

De ahí que el florecimiento de los negocios privados en Cuba vinculados al turismo, con un amplio espectro de posibilidades, sea una realidad que apuesta al futuro. En esa dinámica de porvenir La Habana se alista para reafirmarse como la bella capital de la Perla del Caribe.

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