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Guarderías privadas

Por María Carla Alvarez

Guarderías privadas en Cuba

Como consecuencia del llamado período especial que tuvo lugar en Cuba durante la década de los 90´s del pasado siglo se dificultó en el país caribeño el acceso a los círculos infantiles, establecimientos estatales que se encargan del cuidado y aprendizaje de los niños que no han arribado a la edad escolar.

Quienes no obtenían permiso para que sus hijos ingresaran en esos centros, o aquellos que trabajaban hasta más tarde encontraron como solución pagarle a alguien que le cuidara a su pequeño en el horario laboral.

Esa iniciativa, que comenzó por una sola persona cuidando a uno, o dos menores en su hogar sin amparo legal, constituyó la génesis de las actuales guarderías privadas, las cuales son reconocidas actualmente por el estado cubano como una actividad por cuenta propia.

Esos sitios se han vuelto una gran competencia para los círculos infantiles públicos y desde entonces los motivos por los que los padres acuden a ellos van más allá de encontrarlos como única opción, sino que algunos los prefieren por la calidad que han ido adquiriendo a medida que se van desarrollando.

Si en un principio representaba una desventaja que el niño se educara sin presencia de sus semejantes, esa dificultad ha sido eliminada, pues esos sitios pueden  contar con la presencia de hasta 10 menores.

Otro de los problemas que hacían a los familiares decantarse por los círculos estatales era las actividades que realizaban en esos espacios, lo cual tampoco ahora representa una dificultad, pues la mayoría de las propietarias de las guarderías privadas son especialistas en  educación pre-escolar que abandonaron el sector público para dedicarse a realizar el mismo trabajo de manera particular.

Gran cantidad de juguetes y juegos instructivos, respeto a los horarios de vida (alimentación, sueño, recreación, aseo) así como una adecuada preparación de su personal se encuentran entre las características que demuestran el profesionalismo de quienes cuentan con esos negocios.

Los precios son la mayor dificultad que interfiere en la preferencia por ese tipo de lugares, pues casi siempre son demasiado altos para la media de los trabajadores cubanos. Entre 10 y 50 cuc mensuales oscilan las tarifas, que varían en dependencia del lugar y de los servicios que ofrezcan. Por ejemplo, son más caros si ofertan el almuerzo, en lugar de llevarlo los padres, si se encargan del aseo o si tienen horarios muy extendidos.

Tal y como sucede en los círculos infantiles estatales, esas guarderías privadas sólo pueden dirigirlas y trabajarlas mujeres y al igual que otras actividades por cuenta propia es posible que las propietarias contraten personal que las ayude a desempeñar sus funciones.

Más que un lujo para padres adinerados esos centros representan una alternativa para los trabajadores que necesitan de un lugar donde dejar a sus hijos con la seguridad y garantía de que estarán en buenas manos.

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