Por Richard Adnisel
La realidad económica-social de Cuba se transforma discretamente cada día. A pesar de que a los cubanos le gustaría imprimirle mayor rapidez a los cambios que impulsa el gobierno, lo cierto es que en los últimos meses han ocurrido acontecimientos demostrativos de que la isla se mueve hacia una sociedad más abierta.
Dos hechos significativos lo confirman: el uso de tarjetas de créditos Mastercard avaladas por el banco Stonegate y la administración del Hotel 5ta Avenida de La Habana por la poderosa cadena estadounidenses Sheraton.
La vicepresidenta primero del Banco Central de Cuba, Irma Margarita Martínez, confirmó ante la prensa el empleo de la tarjeta de crédito, que incluye las emitidas por el Stonegate Bank, de la Florida, y el Banco Popular de Puerto Rico. Por ahora, apuntó, el uso de la tarjeta Mastercard es posible solo en La Habana, aunque se irá extendiendo a todo el país. Reiteró la funcionaria la disposición de Cuba de continuar ampliando las tarjetas emitidas por los bancos estadounidenses que así lo soliciten.
A causa del bloqueo norteamericano a la isla, las transacciones bancarias remitidas actualmente a Cuba desde Estados Unidos tienen lugar mediante terceros países.
Cadena hotelera Sheraton.
Por otra parte el regreso a La Habana de la cadena hotelera Sheraton abre un universo de posibilidades para otras firmas estadounidenses interesadas en el atractivo sector del turismo cubano.
Como se dijo, el lujoso hotel Quinta Avenida, ubicado en el barrio habanero de Miramar, es operado desde este martes por la cadena Sheraton. De hecho se convierte en el primero administrado por una compañía estadounidense desde 1959.
El hotel es propiedad de la cadena hotelera cubana Gaviota, la cual negoció con su par estadounidense la administración de este y de otro hotel más en la isla.
Una incontable y variopinta cantidad de estadounidenses han viajado a Cuba en plan de exploración, negocios y amistad, desde el el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países, en julio de 2015.
Músicos, empresarios, políticos y deportistas, el ex-NBA Shaquil O’Neal se halla ahora mismo en La Habana, han cruzado el estrecho de la Florida con alguno de estos fines.
Un delegación del estado norteamericano de Arkansas, encabezada por su secretario de Agricultura, Wes Ward, participó esta semana en un foro empresarial en La Habana con el interés de promover el comercio y el intercambio en el sector que dirige.
Cuba a su vez, se apresta a vivir el nuevo escenario que se dibuja a partir de estas novedades.
Ya se informó que el puerto de La Habana ejecuta importantes transformaciones en su estructura a fin de enfrentar el creciente turismo que espera recibir mediante nuevas y ampliadas rutas de cruceros de todo el mundo interesados en la isla. El pasado mes de marzo se registró un aumento de 11 por ciento en las ventas de la industria de Cruceros a Cuba.
Todo ello genera al mismo tiempo un cambio de realidades y mentalidad en las dos orillas. En Estados Unidos, porque cada día son más los políticos y empresarios que dejaron de ver a Cuba como una isla -enemigo. En la isla porque el dinámico proceso de actualización de la sociedad y la economía genera un vasto horizonte de posibilidades para la población en materia de empleo, diversidad y desarrollo.
Así las cosas, los hechos demuestran que los dos antológicos adversarios de la Guerra Fría pueden trabajar en favor de sus propios intereses sin menoscabo de sus posiciones políticas.
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