auto habana

El mismo perro con diferente collar

Por Aida Díaz

Actualmente en Cuba podemos encontrar un negocio privado a la vuelta de la esquina, los ejemplos abundan, lo digo con toda propiedad.

Por estos días descubrí un auto “relativamente moderno” que anunciaba sus servicios de una forma muy peculiar: portaba en su parabrisas delantero un cartel con el precio de las rutas y  los recorridos que cubría.

 

Los precios anunciados no especificaban en qué moneda se debía pagar, pero Marcos Fidel, dueño de este negocio rodante me aclaró que eran en  CUC, peso convertible cubano.

Las fotografías que tomé al vehículo con el permiso del cuentapropista de marras son muy convincentes, también su tarjeta de presentación. En esta se incluye la venta de souvenirs artesanales en un pequeño local ubicado justo frente al lugar donde este taxi parquea, en Perseverancia, una calle del municipio habanero de Centro Habana.

Tarjeta de presentación

Tarjeta de presentación. Taxi, La Habana

“Se alquila sí, para donde usted quiera y a las mujeres bonitas no se les cobra”, dijo sonriente su dueño, parado en la parte de atrás, limpiando con un cepillo de dientes viejo una bujía.

“Yo antes era director de una empresa estatal, me jubilé y ahora tengo mi propio negocio. Con mi carro voy para donde me digan, lo mantengo con el fruto del sudor de mi frente, y no le debo nada a nadie”,  dice este hombre, quien nunca antes pensó ganarse la vida como chofer de alquiler.

Este taxista, con su licencia para ejercer el trabajo por cuenta propia, se niega a estar “atado” a una ruta fija de recorrido por cualquier parte de la ciudad, bajando y subiendo pasajeros, o a una casa de alquiler para llevar de un lugar a otro a turistas extranjeros. Sobre todo, porque en esta última modalidad de empleo, los dueños de las casas cobran una comisión por ofrecerle oportunidades de viajes al chofer. “Prefiero trabajar solo – dice Marcos – que la gente sepa que alquilo y cuál es mi tarifa por los diferentes recorridos.

De esta manera gano en tranquilidad y hasta ahorro gasolina” En La Habana la persona que obtiene una licencia para ejercer como taxista en un auto de 4 plazas debe abonar mensualmente al estado 500 cup (moneda nacional), más el 10% de la recaudación diaria. “Al final de cada mes me quedan limpios unos 3 000 cup, que me alcanzan para vivir y mantener a mi familia” dice este cuentapropista, contento con su destino.

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