Cuba: los atajos económicos de las pequeñas y medianas empresas privadas

Por Richard Adnisel

Para quienes consideren que Cuba debe impulsar la creación de pequeñas y medianas empresas privadas como motor de su economía, concluirán que el ritmo con el que se instalan estos núcleos básicos de desarrollo resulta lento, en atención a las serias dificultades que afronta el país en este rubro.

En Cuba alrededor de 5 millones 385 mil personas se hallan en edad laboral, esto significa poco más del 51 % de la población, estimada el pasado año en 11.379.111, según estadísticas oficiales.

De esa masa laboral activa solo 496 400 ejercen el trabajo privado o por cuenta propia, de acuerdo con una información divulgada el pasado mes de enero por el Ministerio del Trabajo y Seguridad Social. La cifra representa un tímido 9 por ciento del total de la fuerza con condiciones en Cuba para trabajar.

Pero la peculiaridad de esta situación es que casi la totalidad del cuentapropismo aprobado está en sectores no productivos, lo que implica una muy baja incidencia en la generación de riquezas.

Autoridades del gobierno han reiterado la importancia de este pequeño, pero significativo ejercicio del trabajo privado.

El presidente Raúl Castro hay dicho que no habrá reverso en este tema. A su vez el jefe del parlamento Esteban Lazo afirmó en la reunión de diciembre del legislativo cubano que se trata de “un asunto estratégico para el desarrollo socio-económico” del país.

De ahí que muchos se preguntan el ¿por qué de tanta lentitud en la implementación de estas formas de trabajo, que no solo constituye un respiradero económico para la alimentación y el vestir de la gente, sino también una significativa y cada vez más valorada fuente de empleo?

La mayoría de las medianas y pequeñas empresas estatales han demostrado su incompetencia en la gestión económica, contrario a sus pares privadas, que pagan buenos salarios, alcanzan una adecuada productividad y no tienen que lidiar con el fardo burocrático que lastra a las primeras.

Esta realidad no necesita mayor confirmación. El buen tino y sentido indican que por ahí podría estar el despertar de las fuerzas productivas en Cuba. Un socialismo cubano con reminiscencias del chino o del vietnamita, que han demostrado una eficiencia económica excepcional.

Si se desea construir una sociedad próspera y sostenible, este pudiera ser una forma de empezar a echar los cimientos de ese objetivo con el que todos sueñan.

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