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Bar-restaurante Luna

En una conversación de tres amigos sobre sus planes futuros surgió la idea de crear un negocio privado que ofreciera a los jóvenes residentes de la playa de Guanabo, al este de La Habana, un espacio con un ambiente tranquilo para disfrutar, bailar y compartir durante los fines de semana.

Esos son los orígenes del bar-restaurante Luna, que con poco más de 4 meses de inaugurado se ha ganado la preferencia, no sólo de las generaciones más jóvenes, sino también de personas de todas las edades, quienes acuden a sus servicios, tanto a degustar un buen plato de comida por el día, como a pasar una divertida velada durante la noche.

Todos los días de la semana se encuentra abierto el sitio, que resalta a la vista en la 5ta avenida, calle principal del costero pueblo, por la luminaria que aunque discreta y elegante invita a pasar y sentirse cerca de la luna.

El lugar se ha vuelto sitio de preferencia también para los extranjeros que se encuentran hospedados en las casas de alquiler cercanas a quienes se les puede ver cada tarde tomando un café en la terraza.

Uno de sus propietarios, Javier García comentó su satisfacción con ese proyecto hecho realidad, aunque advirtió que faltan aún cambios por hacer a fin de mejorar la instalación. La competencia no le preocupa, pues aunque existen muchos bares reconocidos en la capital cubana, este tiene como sello personal su pequeño formato que ofrece confort e intimidad al público que lo visita.

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Javier, quien recuerda que hace algunos años Guanabo estaba lleno de establecimientos para la juventud, se siente feliz de haber hecho su parte en la reanimación de la vida nocturna allí y espera que otros emprendedores tomen la iniciativa para volver a acercar a ese pueblo a como era antes.

Quienes visitan el lugar quedan muy complacidos. Sergio Hernández, uno de los jóvenes que regularmente acuden al lugar manifestó que la mayor ventaja que tiene  Luna, frente a otros bares es que los precios de las bebidas no son caros y que no aplica el impuesto del 10% que generalmente se les añade a los clientes en ese tipo de establecimientos.

Decorado con pinturas que reflejan el único satélite natural de la Tierra, que se vuelven enigmáticas por el juego de luces azules y blancas, Luna demuestra que para que un negocio tanto privado como estatal sea exitoso, la clave fundamental es ajustarse a las necesidades e intereses del público al que va dirigido.

Por Denisse Cortinas

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