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Floristerías privadas

Por María Carla Álvarez

La venta de flores es una actividad que tiene lugar en todo el mundo y que en el caso de Cuba fue una de las primeras autorizadas para ejercer por cuenta propia. No es tarea fácil como muchos pudieran imaginar, porque requiere de la creatividad y la delicadeza de los comerciantes, quienes están encargados de realizar ramos de diferentes combinaciones para complacer a los clientes.

Sin embargo,  a la vista no parece tan artístico y creativo si se trata de la elaboración y venta de coronas fúnebres. Ese trabajo se registra entre las últimas labores privadas aprobadas por el estado cubano.

Generalmente entidades estatales se han encargado de confeccionar esas ofrendas pero en algunos casos la falta de recursos ha provocado el desabastecimiento en esos lugares. Esa deficiencia ha sido subsanada por las floristerías privadas que ofrecen ese tipo de servicio.

Esos lugares se caracterizan por la seriedad y la responsabilidad en sus entregas y también cuentan con catálogos en los que muestran la variedad de sus creaciones para que los clientes puedan escoger de acuerdo a su gusto y al presupuesto del que disponen.

“Preparar las coronas fúnebres es un arte”- considera Alina- quien se dedica hace más de 2 años a esa tarea- “se necesita de una combinación perfecta entre iniciativa y buen gusto, para que quede un resultado elegante y que satisfaga al cliente que quiere lo mejor para sus difuntos.”

No sólo personas naturales, sino que también empresas estatales se valen de esos servicios. Esta actividad que forma parte de las casi 200 autorizadas para ejercer por cuenta propia en Cuba va adquiriendo prestigio y público a medida que la garantía y seriedad de sus servicios se dan a conocer.

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