Coronavirus, es quizás, la palabra más escuchada de labios de todos los habitantes del planeta. Inspira una diversidad de sentimientos que se traducen en miedo, pánico, terror o incertidumbre.                         

Para los cuentapropistas cubanos, en particular, significa algo más que la crisis de sus negocios. Resulta un parón imprevisto que los deja anonadados, aún con la esperanza de una rápida solución para emprender de nuevo sus labores.

Norma Hernández, arrendadora de una habitación para turistas extranjeros en la populosa barriada habanera de El Vedado, dice tener confianza en que la pesadilla pase pronto. Admite, no obstante, que desconoce cómo va a sobrevivir sin ingresos, ya que la renta es su única entrada económica, y es una a mujer sola.   

Considera muy justa y necesaria la medida del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de exonerar del pago mensual de impuestos hasta que se restablezca la normalidad tras la actual coyuntura sanitaria. Algo de alivio, expresa.

Veterinaria de profesión, considera Norma que el aislamiento social que impulsan las autoridades cubanas, junto a otras medidas, es fundamental para cortar la cadena de transmisión del SARS-COV 2, que provoca la actual epidemia de coronavirus.

Desde su optimismo, está segura la emprendedora que cuando se acabe está pesadilla,  Cuba seguirá siendo un destino escogido por los viajeros del mundo y dice tener lista la habitación de su casa para recibir a nuevos huéspedes.

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